jueves, 19 de noviembre de 2009

7. El gran cisma de Oriente

Las tensiones entre las sedes de Roma y Constantinopla habían ido en aumento en los siglos IX y X. En concreto, las principales diferencias que condujeron al cisma de Oriente fueron las siguientes:
  • El culto a las imágenes. El emperador de Bizancio, León Isaurico, prohibió el culto a las imágenes y castigó a quienes mantenían su culto.
  • El problema del "filioque". Se trata de una cuestión teológica relacionada con el misterio de la Santísima Trinidad en la que la teología de Oriente mantenía un tesis y la Iglesia de Roma otra.
  • Cuestiones disciplinares. Los Patriarcas de Constantinopla no querían estar sometidos a la autoridad del Papa de Roma. En el fondo era el reflejo del viejo litigio entre los Imperios de Oriente y Occidente.

Así, asl subir al patriarcado de Constantinopla, Miguel Cerulario emprendió una campaña contra Roma y ordenó el cierre de todas las iglesias y monasterios de rito romano. Con ello pretendía constituirse en jefe absoluto de la Iglesia de Oriente. El papa León IX le envió unos delegados, pero Miguel Cerulario se negó a recibirlos. EL día 16 de julio de 1054, los delegados del Papa pusieron sobre el altar de la basílica de Santa Sofía el decreto de excomunión del Patriarca, Miguel Cerulario, a su vez, excomulgó al Papa.

En 1964, el papa Pablo VI y el patriarca de Constantinopla. Atenágoras, se encontraron en Jerusalén, se abrazaron y se levantaron la excomunión. Pero la ruptura entre la Iglesia de Roma y de la de Constantinopla dura hasta hoy.

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